Fiera
Quisiera saber porqué me arrebatais mis decisiones, que en vuestra subjetividad arrastrais hacia dónde no debéis, e intentais destruir mi nueva filosofía. Por qué forzais a la fiera y luego os acobardais ante la inminente fortaleza de la bestia, que nunca quiso ser bestia pero su espíritu rebosa de ferocidad pero cuando una lágrima los tigres resbalan no es agua, también es sal. El amaestramiento de un león no anula su espíritu de felino, pero le añade control y medida. Saber no es conocer y conocer no es evaluar, y lo subjetivo no es la realidad. Porque el problema de la gente es que se empeña en enfrentarse a su mente y no a los hechos. Porque un punto de vista no es correcto, y un sentimiento o sensación es tan dolorosa que provoca el malestar psicológico de los humanos, llevándolos a pensar lo insospechable y por tanto la decepción. Y esa decepción no es evaluable, no es controlable, es lo que es y está ahí, es realidad. Y si para mí es verdad para otros no lo será. La fiera que han despertado se ocupa del que la despertó. No existen los hechos sin consecuencias. Los humanos egoístas tienen tanto o más perdón, como el que está en la tierra, mirando más alla de sus narices. Pero las falsas victimas del león, han buscado su perdición. La naturaleza es sabia, la lógica sigo yo, la lógica de lo ilógico o la logica que considero correcta. Y esas falsas víctimas, esas, sensibles de corazón. No son ni más, ni meno; son el extremo de lo irreal, de una apariencia primaria que evoluciona con brevedad para dejar que a la fiera la sacrifiquen sin más piedad. Entrar en caminos desconocidos no es bueno, actuar antes de pensar tampoco lo es. Provocar situaciones es algo que hay que saber controlar, y luego no quejarse de lo que ha sido. La realidad es lo que hay, ni mi verdad, ni la tuya, ni la de más allá. El león es león siempre, el tigre es tigre siempre. Y fiarse de los mansos es fiarse del azar, no son intenciones buenas ni malas, solo son la realidad.
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Raúl -